Relatos perturbadores

Unos amigos se reúnen en una antigua carnicería abandonada porque han tomado una decisión irrevocable. Allí, en su marginalidad, en ese ambiente de olores asfixiantes, se cuentan con humor las atroces experiencias que les han llevado a ese callejón sin salida, empujados por una sociedad en la que no encajan y para la que planean la venganza de la intranquilidad y el remordimiento. En la antesala probablemente es el cuento más irreverente y malévolo de esta colección que Matías Candeira reúne bajo el irónico título Todo irá bien, publicado por Salto de Página. Son diez relatos que buscan la perturbación y el desasosiego del horror —incluidos aquellos con una alta dosis de ironía o en los que se introduce lo absurdo— en situaciones apocalípticas y finalistas. Algunos paisajes fríos, opresivos, saturados de fatalidad, cautivos de las pesadillas o algunos personajes desquiciados, demenciales y sin salida, nos recuerdan los mundos creados por Lovecraft. Como él, Candeira, con una prosa que seduce, sitúa lo fantástico en la experiencia particular del lector y parece otorgar al personaje, con toda su carga emocional y psicológica, un peso aún mayor que el incidente narrativo. Así, nos propone ambientes cotidianos y familiares que, de pronto, se pueden resquebrajar y convertirse en trampas mortales. Los narradores pueden esconder tras un dibujo temores agazapados, realizar ritos de ausencia de dolor y sangre, asomarse a una puerta que se abre y les invita a ver lo que nunca desearían. El alejamiento de lo familiar llega, a veces, cuando los personajes quieren hallar el origen de un inexplicable gemido en un ventilador, sintonizar una voz lejana o seguir avanzando en la negrura de la noche. En mundos insólitos que rodean la muerte el objetivo es encontrar un refugio para seres desamparados y desubicados que buscan el resarcimiento de la injusticia que es la propia vida. La inquietud, el terror y la soledad son sensaciones que el lector puede experimentar cuando lea estas páginas. Candeira recupera y actualiza en parte la tradición de horror gótico a la que pertenece Poe. El miedo físico, lo relacionado con la muerte y lo orgánicamente turbador, por la amenaza de psicópatas o catástrofes terminales, es el predominante, pero, en no pocas ocasiones, se imbrica con el miedo metafísico que choca contra esa razón que nos impone la realidad. Lo apocalíptico forma parte del absurdo actual de nuestro mundo y eso otorga verosimilitud y vitalidad a estos relatos. Cuando el tiempo se acaba ya nada se puede hacer.











Todo irá bien
Matías Candeira
Salto de Página, 2013

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